¡Hola Mume!
¿Cómo estás, tanto tiempo?
Hace mucho que no te hablo, que no te escribo, que no te pregunto cosas.
Te escribo para contarte que estamos bien. La casa está grande y respira luz y cambios. Hoy nos terminaron de arreglar el techo, así que con un poco de viento a favor, ya no vamos a tener más filtraciones.
El resto de la casa casi, casi que ya está. Nos falta pintar, nos faltan algunos muebles, pero lentamente va tomando forma. Invitamos a amigos. La estamos viviendo y se siente bien.
¿Te acordás del cuarto que iba a ser mío cuando terminaran la casa?
Te escribo desde ahí. Entra una luz enorme desde el balcón, y nos sentamos a soñar tomando té preparado en un termo, como me enseñaron en París.
El fondo está un poco desatendido, porque nadie en casa tiene los dedos verdes de la abuela. Papá se ocupa de cortar el pasto cada tanto, y con eso vamos tirando... Seguro en algún momento le vamos a dar más amor al parque, pero recién estamos anidando en la casa. Hay tiempo para salir a explorar el pasto, las plantas y las macetas que hacía el abuelo.
Papá está bien. Ya no está solo y lo vemos feliz. Se volvió a enamorar, y ella resultó ser sencilla y amorosa. Pensamos que nadie más que vos podía aguantar a ese hombre, pero por suerte nos equivocamos.
No te confundas, mu. Que no te nombremos tanto como antes, que no te lloremos en soledad no significa que no te extrañemos horrores, que no te sigamos amando. Pasa que la vida sigue, y por suerte nosotros seguimos viviendo...
Siempre pensé que nos íbamos a tener por más tiempo.
¿No nos pasa a todos?
La vida es eso.
Uno planea, se organiza, fantasea... Y después la vida se encarga de cambiar cada plan, cada pauta, cada pilar en el que parecía apoyarse.
Ahora le doy la bienvenida a los cambios con los brazos abiertos.
Y si, me asusto. Mucho me asusto.
Pero con cada cambio uno aprende, se vuelve más sabio, se vuelve más tolerante, entiende más y mejor.
Hay mucho cambio en casa.
Por eso te escribo, para contarte que estamos bien...
Que la casa está grande, y respira luz.
Y cambios.
13.4.13
Carta a María
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