Le doy vueltas a cómo referirme al día en que mamá se murió.
Peña decía que "fallecer" es un verbo horrible, que la gente se muere y punto. Y le doy la razón, porque fallecer es una palabra blandita, babé. Es una palabra de algodón, que no encaja del todo con el impactante y abrupto acto de morirse...
Y mientras les doy vueltas a las palabras, sigo pensando que estoy transitando un momento de crisis.
Todo tiene que ver con la muerte de mamá.
Creo que la muerte de mamá es el epicentro de todo.
En este momento, pongo todo en duda y no estoy segura de nada. O casi nada.
Creo que tengo una sola certeza: Estoy "cómoda".
Pero dicen por ahí que no hay sensación más peligrosa que la comodidad.
Dicen por ahí, y creo que tienen razón.
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